Algunas veces siento que me pongo bonita de puro dolor, de mera rabia, como diciendo que no importa lo que sea, me veo bien. No sé si es mi ego, o es mi otro yo, o puede ser que sea mi verdadero yo, no sé, ojalá... Pero que bien me hace ver...

Me gustan los precipicios y la sensación de caer, lo asocio a la liberación del alma, siento como ésta se despega de mis talones y huye de este cuerpo que la corrompe, y al caer siempre está dispuesta a entregarse de nuevo a mi cuerpo, aunque no quiera...

¿Por qué me muerdo la lengua y sangra dos veces el alma?
¿Para qué tanto si no te das cuenta?
¿Por qué no puedo detener esta canción que suena en mi pecho desde esa madrugada?
¿Por qué nunca soy basta?
Me duele aquí, y aquí, 
Te quiero, ¿ Ya lo sabes?
lo reitero, te quiero,
me dueles aquí, y aquí,
Pero... Te quiero, lo sabes,
lo reitero, te quiero.

A veces cuando salgo a caminar y me encuentro una vaca, imagino como narran mi muerte siendo aplastada por esa vaca, también imagino que uno de los cables  se suelta y me golpea y muero electrocutada, o cuando me tomo una pastilla y siento que se va por por otro lado, imagino que va a mi corazón y muero, pero antes de que pienses que es una tontería, también a veces pienso que te importo mucho, que me quieres mucho, y que al caminar tu a mi lado esa vaca no se acercaría a mí jamás, que al ver el cable me tomaras de la mano y correríamos, y que cuando trague la pastilla dirás: ¡tranquila! no pasa nada...

Esta es una madrugada de un Domingo con olor a dolor, con sabor a Lunes (amargo), tengo en la punta de la lengua escurriéndose un "te amo", hace días lo tenía en la traquea pero estornude muy fuerte cuando te acercaste demasiado y sacudiste tu alma, otra vez... ¿Por qué no puedo explicar nada? no puedo escupirte esas palabras tan llenas de tanto, podrían perderse en el aire, por eso pretendo escribir pero no se dejan las letras...

Te quiero para que me lleves por un agua de la michoacana de 8 pesos, para agarrarte las nalgas y que te encabrones, para jugar a no pisar las rayas de las banquetas, para que me lleves al cine y veamos un película de comedia romántica y te aburras un chingo, para dormir contigo y en la mañana no querer levantarme y que te vuelvas a encabronar, para hacerte un pancho cuando no me quieras comprar un frappé de moka, para hacer rolllitos tus orejas y que te encabrones, porque me encanta besar tu boca con sabor a corajito y amor del bueno, para quererte bonito porque me encantas, para que me lleves a cenar tacos y pida 8 o 9 o 10 y te quedes sin dinero porque no importa que no tengas dinero así te pinches quiero, te quiero porque sí, porque por qué no.

Seguramente tú allá en la distancia te sacias de mi recuerdo y tus recorridos se vuelven más amenos, o al menos eso me dice mi pinche ego que es más grande que tus ganas de tenerme allá contigo...

Y lo que no terminaba de comprender mis contertulios, era el hecho de que la burra, a pesar de los días aún no tuviere la intención de revisar aquellas letras que no fueron plasmadas por mí, sino por mi conciencia, es decir no era yo, no fui yo. Y mi adorada burra no lo concibe, esa mi burra tan cercana, tan junta a mí, la creí tan mía, es decir tan vuestra. Ya no quiero a la burra, ni ella a mí, ya no nos queremos, ahora la mariposa vuela de mi lado y somos viento que fluye con el soplo de los árboles.
Tan cercana yo de aquella ventana.

De: Alexya Larios
Para: mí, por supuesto

Para qué me besabas en cada esquina, no puedo ir a ningún lugar donde no existan fantasmas nuestros queriéndose...