Y está vez había sido él, ahora sé que me amo como a nadie nunca, lo sé por la manera en la que me miraba cuando me encontraba por azares del necio destino, lo sé por el odio que se le percibía, y es que si no me hubiese amado, no me hubiera borrado de su vida de la manera tan deliberante como lo hizo, lo que él nunca supo, era que yo no me podía borrar por completo, pues le había enseñado a querer lo inquerible, a admirar lo admirable, le había enseñado por supuesto a amar, que cuando la amaba a ella inexorablemente aparecía yo en su mente, era tan fuerte mi presencia, que me repudio por el resto de sus días.....
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